El informe de la Asociación Nacional De Empresas Forestales (ASEMFO) Incendios y Medio Ambiente 2003 destaca que, durante los primeros cinco meses del año, se han registrado 5.048 incendios forestales Tras un invierno y primavera lluviosos y uno de los meses de junio más calurosos del siglo. El informe de ASEMFO Incendios y Medio Ambiente 2003 destaca que, durante los primeros cinco meses del año, se han registrado 5.048 incendios (3.222 conatos y 1.826 incendios) y se han quemado 11.666,1 hectáreas de superficie forestal (3.097,4 de superficie arbolada, 8.197,9 de matorral y monte bajo y 370,8 de pastos y dehesas). En el mismo período de 2002 hubo 7.773 incendios (3.737 conatos y 4.036 incendios), que afectaron a 51.255 hectáreas de superficie forestal total. ASEMFO destaca que “la protección de los bosques asegura nuestro futuro y son imprescindibles. Cumplen un papel fundamental en el equilibrio de la naturaleza y bienestar de los ciudadanos. Cubren el 30% de la superficie planetaria, albergan el 80% de la biodiversidad y desempeñan funciones ecológicas esenciales. Las repoblaciones forestales, que suponen el 5% de la superficie forestal, producen el 35% de la madera utilizada. Sin los recursos forestales, el 25% de la población mundial se vería privada de su principal medio de subsistencia”. El 50% del territorio español (25 millones de ha) es terreno forestal, de la que la mitad es superficie arbolada. La variabilidad climática y fisiográfica de nuestro territorio le confiere una gran diversidad de ecosistemas y una alta biodiversidad de especies animales y vegetales. Entre las causas más importantes que explican el alto número de incendios que, verano a verano, arrasan buena parte de las masas forestales, ASEMFO subraya “las elevadas temperaturas y las escasas precipitaciones estivales de nuestro clima, que afectan a una vegetación abundante ya seca, el abandono de la actividad ganadera y forestal y la crisis que atraviesa el mundo rural”.
Los incendios forestales arrasaron durante 2002, 86.425 hectáreas, mientras que el año anterior la cifra ascendió a 93.289 hectáreas; es decir, un 7% menos. Galicia sigue ostentando el triste récord de más superficie quemada de España con 26.132 hectáreas, la siguen Asturias, con 15.266 hectáreas y Extremadura, con 10.914 hectáreas. Cinco comunidades aumentaron significativamente la superficie quemada respecto al año anterior: Asturias, con un incremento del 80%, Cantabria, con un incremento del 76%, País Vasco (66%), Navarra (40%) y Galicia 30%. En siete comunidades autónomas el número de hectáreas quemadas ha disminuido significativamente respecto al año pasado. Es el caso de Castilla y León, con una disminución del 88%, Islas Baleares con una bajada del 85%, C. Valenciana (76%), Aragón (73%), Islas Canarias (56%), La Rioja (43%) y Cataluña (33%). El informe de ASEMFO de este año aporta un aspecto significativo: lo que establece la Ley de Montes (en trámite parlamentario) sobre los incendios forestales. En primer lugar, la obligación de toda persona de avisar de la existencia de un incendio y en su caso a colaborar en su combate. Asimismo, promueve campañas de concienciación y sensibilización ciudadana. Se pone también especial énfasis en la necesidad de coordinación de las diferentes administraciones en la prevención y combate de los incendios. Propone la designación de las llamadas zonas de alto riesgo de incendio, que deberán estar provistas de su correspondiente plan de defensa. Y obliga a restaurar los terrenos incendiados, quedando prohibido el cambio de uso forestal por razón del incendio.
ASEMFO, en representación de más del 85% del sector forestal y vocal del Consejo Nacional de Bosques, da prioridad a la prevención como medio de lucha contra los incendios forestales. Su presidente, el ingeniero de montes Miguel Ángel Duralde, recuerda que “el dinero para trabajos forestales proviene fundamentalmente de las inversiones públicas y sin ellas nuestros bosques no sobrevivirían. Sin inversiones los montes serían distintos: unos envejecerían por falta de aprovechamiento, otros desaparecerían por abuso; muchos estarían sucios, degradados o incendiados y otros tantos no llegarían a ser puesto que nadie los plantaría”. La prevención incluye todas aquellas medidas encaminadas a la preparación de los montes para evitar los incendios forestales en su totalidad o para disminuir la adversidad de los daños ocasionados. A estas actuaciones (limpieza de montes y apertura de fajas y cortafuegos) hay que añadir la puesta en marcha de campañas de sensibilización de la población rural y urbana. Una buena planificación de la selvicultura preventiva y un aumento de la profesionalidad de las personas que trabajan en el sector incendios contribuyen de manera importante a la prevención. Prevención y extinción de incendios forestales requieren una considerable inversión. Aunque se está incrementando (casi exclusivamente para la campaña contra incendios), no es suficiente para erradicar sus efectos. También sería de gran interés que desapareciera la temporalidad de los contratos para prevención y extinción de fuegos forestales y que tuvieran una mayor continuidad, reforzándose en aquellos meses en que el riesgo es mayor. ASEMFO considera que invertir principalmente en la campaña de extinción de incendios no es la mejor solución para gestionar nuestros bosques. Apuesta por la inversión continua, que evitaría muchos costes innecesarios, puesto que la falta de inversión implica la degradación del bosque, que es lo más importante. Fuente: ASEMFO |